Las varices o dilataciones venosas surgen como consecuencia de una sobrecarga de las venas durante un tiempo prolongado y un debilitamiento de sus paredes. El resultado es un empeoramiento de la salida de la sangre de las venas, hinchazones y riesgo de formación de trombosis y posterior embolia.
La magnetoterapia claramente refuerza la pared vascular y acelera la circulación sanguínea, con lo cual también se acelera el regreso de la sangre de las extremidades inferiores. De esta forma se reduce el riesgo de formación de coágulos, los cuales podrían volverse embólicos en los pulmones. Cura la inflamación venosa y actúa de forma preventiva contra su reaparición. En el caso de darse un dolor moderado durante las primeras aplicaciones, no es motivo para interrumpir el tratamiento; desaparece al cabo de algunos días y se trata sólo de una reacción positiva del organismo hacia la magnetoterapia.
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