Historia

La cura mediante el imán se conoce desde hace siglos. La palabra magneto (equivalente en español a imán) deriva de la antigua ciudad griega de Magnesia donde se explotaba el material magnético (el óxido ferroso férrico, la magnetita), como materia prima. Existen leyendas no documentadas que señalan que los chinos ya conocían y utilizaban el imán 4.500 años antes de Cristo.

El polvo magnético se utilizaba antiguamente con objetivos curativos (por ejemplo en forma de pastillas por vía oral, de enemas, cataplasmas o se utilizaba para preparar “bebidas de la eterna juventud”, etc.).  Las cataplasmas con polvo magnético fueron particularmente efectivas en la sanación de heridas o en estados postaccidentales, también en el caso de dolores de articulaciones o de la columna e inflamaciones articulares causadas por una contusión. Ya el emperador romano Claudio se curaba de artritis en baños llenos de “peces eléctricos”. Ahora sabemos que se trataba del pez raya que descargaba corriente eléctrica al contacto y generaba un campo magnético.

Entre los años 1649 y 1655 fueron fabricados en las fábricas siderúrgicas suizas y alemanas los primeros imanes artificiales permanentes de acero carbónico. Los primeros imanes curativos y electroimanes los crearon el inglés W. Sturgeon y el americano J. Henry en los años 1826 y 1928. Los seguidores de estos científicos fueron Faraday, Maxwell y Hertz.

Los cimientos científicos de la magnetoterapia se establecieron a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX en relación al desarrollo de la física, química y electro física. El origen de la teoría del campo electromagnético está relacionado con el físico inglés J. C. Maxwell quien descubrió las propiedades básicas del campo electromagnético y en el año 1864 presentó una teoría general sobre los fenómenos magnéticos y eléctricos conocidos como las ecuaciones de Maxwell.

A finales del siglo XIX y principios del XX se establecieron los cimientos científicos del Biomagnetismo. Los físicos W. Sturgeon (1.783-1.850), inglés, y J. Henry (1.816-1.887), americano, crearon los primeros electroimanes curativos.

	Michael Faraday (1.791-1.867), físico y químico británico descubrió la inducción electromagnética. Es considerado el verdadero fundador del Biomagnetismo
	J.C. Maxwell (1.831-1.879), físico británico, descubrió las propiedades básicas del campo electromagnético. Introdujo el concepto de onda magnética. En 1.864 presentó su teoría de generar ondas electromagnéticas en laboratorio (Zayas 2002).
	H.R. Hertz (1.857-1.894), ya empezó a producir ondas electromagnéticas en laboratorio, midiendo su velocidad y longitud de onda. La unidad de frecuencia de una onda lleva su nombre (Hertzio).
	En los años 50, el doble premio Nobel Linus C. Pauling investigó las propiedades bioelectromagnéticas de la sangre, en especial con la hemoglobina, descubriendo los efectos que tienen los campos magnéticos en el flujo sanguíneo.

En el año 1.957 los japonese Fukada, físico, y Yasuda, cirujano ortopédico, facilitaron las primeras pruebas de los efectos de la magnetoterapia y con que mecanismos se produce el crecimiento, la estructuración y la sanación ósea. Sus estudios y trabajo están considerados emblemáticos.

En 1.962 el Dr. C.A. Bassett, Director del Laboratorio de Investigación Ortopédica de la Universidad de Columbia (New York) y la de los doctores Zacharias Friedenberg y Carl Brighton del Servicio Médico de USA Navy, retomaron los estudios de Fukada y Yasuda y continuaron lo que es uno de los grandes campos de la actual Medicina.

Robert O. Becker, (1.923-2.008). Cirujano ortopédico e investigador, considerado por muchos el padre de la electromedicina y la electroquímica, demostró los efectos biológicos delo electromagnetismo y comprobó que son finísimas corrientes eléctricas las que controlan el proceso de crecimiento y curación.

A mediados de los años 90,  la magnetoterapia empezó a ocupar un lugar destacado en Medicina Deportiva como tratamiento coadyuvante y alternativo en la reducción de los plazos de rehabilitación de lesiones.En Noviembre de 1.979 la Food and Drug Adminnistration (F.D.A.) de los EEUU, aprueba el uso de la Magnetoterapia.

La Magnetoterapia está considerada una disciplina de la Fisioterapia y hay una tendencia a la especialización. En EEUU y Japón existen ya magnetoterapeutas profesionales.

En los últimos 20 años se han aportado la comprobación clínica en miles de publicaciones en todo el mundo donde se demuestra la efectividad terapéutica de los Campos Electromagnéticos (CEM).

La Magnetoterapia pulsante de baja frecuencia es un método acreditado e implantado desde hace medio siglo y que está demostrando estadísticamente el nivel de eficiencia más elevado de todos los métodos de las terapias físicas. Por eso, hoy en día la medicina moderna implanta a nivel mundial, la aplicación de este tratamiento en la asistencia domiciliaria; sin embargo, en España hasta los años 2.000 no se empieza a integrar de una forma decidida en los protocolos de tratamientos médicos.